Hace 50 años las fuerzas regulares y milicianas
cubanas derrotaron una invasión patrocinada por Estados Unidos, en un episodio
que marcó la frontera simbólica del conflicto entre los dos adversarios de la
guerra fría. Tras los primeros ataques, el entonces primer ministro Fidel
Castro declaró el 16 de abril de 1961 que la revolución cubana tomaría un rumbo
socialista. Al escoger precisamente este sábado para iniciar el sexto congreso
del Partido Comunista de Cuba, la dirigencia subraya un atributo emblemático de
la reunión, más allá del debate interno: nada se hará por imposición de Estados
Unidos.
El contrapunto se refleja en el lenguaje. Los cubanos
recuerdan el enfrentamiento como «Girón», por la playa donde se libraron los
últimos combates y que fue, en consecuencia, el escenario de la victoria
nacional. Los estadunidenses hablan de «Bahía de Cochinos», la zona que
comprendía todo el teatro de operaciones previsto para la incursión militar.
El ataque era parte de la ofensiva emprendida por el
gobierno de Estados Unidos para derrocar al nuevo poder que surgió en la isla
en 1959. «Más de un año antes del 16 de abril de 1961, después de rigurosos
análisis e intercambios, el presidente Dwight Eisenhower decidió destruir a la
revolución cubana», escribió hoy Fidel Castro, recordando ese periodo crítico.
Una vasta porción de documentos y testimonios de esos
acontecimientos son públicos desde hace años. En un extenso artículo, basado en
una de las fuentes clave de la época, Castro evocó un memorando secreto del
entonces subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, que resumía las
metas del «Programa de Acción Encubierta contra el Régimen de Castro». El
informe reconocía el apoyo popular a la revolución, y recomendaba provocar
«hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno».
La historia oficial de la CIA
Aunque ya es conocida buena parte de los hechos, aún
permanece en secreto la «historia oficial» que elaboró la estadunidense Agencia
Central de Inteligencia (CIA).
El Archivo Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas
en inglés) de la
Universidad George Washington informó el pasado jueves que
había demandado judicialmente a la
CIA , de acuerdo con la
Ley de Libertad de Información, para que libere «el estudio
más importante y sustantivo» que haya producido la agencia sobre el caso.
En 2005, el NSA ya había pedido infructuosamente el
informe, escrito por el historiador Jack Pfeiffer y que se basó en «docenas de
entrevistas con oficiales y operadores clave y una revisión de cientos de
documentos de la CIA »
durante los nueve años que el autor trabajó para la agencia.
Washington inició el bloqueo comercial a la isla en
1960 y en enero de 1961 rompió relaciones diplomáticas con La Habana. La invasión fue
el siguiente paso, bajo el mandato de John F. Kennedy. La fuerza
expedicionaria, integrada por militares y civiles cubanos partidarios del
depuesto régimen de Fulgencio Batista, se entrenó en Guatemala, partió por mar
desde Nicaragua y tuvo apoyo logístico de efectivos estadunidenses.
El ataque se inició con bombardeos aéreos a tres
aeropuertos cubanos. Los invasores desembarcaron en Playa Larga, el punto más
profundo de Bahía de Cochinos, donde lograron tomar un puesto de avanzada y se
produjeron combates. La resistencia logró impedir que la expedición progresara,
por lo cual los anticastristas se replegaron a Playa Girón, al sureste.
En la primera línea el jefe de las operaciones locales
era el entonces capitán José Ramón Fernández, quien reportó a Castro la toma
del último reducto invasor y el control de Playa Girón a las 5:30 de la tarde
del 19 de abril, al cabo de tres días y dos noches de combate.
En un extenso testimonio publicado en el diario
oficial Granma, Fernández recordó «el momento más trascendente y quizá los
minutos de mayor presión que he experimentado en mi vida».
Ese momento ocurrió el mismo día 19, cuando desde las
arenas de Girón se hicieron visibles dos destructores de Estados Unidos, que
brindaban apoyo logístico a la invasión, tenían sus cañones desplegados y desde
sus posiciones se desprendían embarcaciones más pequeñas, en lo que se
perfilaba como una nueva incursión.
La reacción en el terreno «originó pasiones y
actitudes encendidas y una verdadera lucha entre nuestra decisión de no hacer
fuego» contra los destructores, «que estaban en nuestras aguas
jurisdiccionales, a menos de 2 mil metros de la costa, y la demanda de los
subordinados inmediatos, en especial de las baterías de artillería, que
enardecidos y muy irritados por las bajas sufridas por nuestras tropas, exigían
con vehemencia hacerlo», relató Fernández. «No sabíamos que en la retaguardia
enemiga había comenzado ya la desbandada».
La reconstrucción de los hechos del bando contrario, a
cargo del historiador Peter Wyden, citado por Fernández, refleja una atmósfera
paralela. El autor cuenta que la aviación cubana empezó a golpear a las
embarcaciones pequeñas, que también eran hostilizadas por las fuerzas de
tierra. Los jefes de los destructores advirtieron que parte del fuego defensivo
pasaba cerca de sus naves, pero concluyeron que ellos no eran el blanco y los
disparos eran erráticos. Decidieron emprender la retirada.
«Detestaban dejar las pequeñas embarcaciones detrás»,
escribió Wyden. «Podría haber hombres de la brigada (invasora) en ellos, que
estaban tratando de escapar. Era inevitable. La próxima vez algunos proyectiles
podrían dar en un destructor y se verían obligados a responder. Nadie quería
iniciar la Tercera
Guerra Mundial».
Las fuerzas revolucionarias tomaron presos a mil 214
invasores, la mayor parte de los cuales fueron canjeados más tarde por
alimentos. En mayo de 2004, siete integrantes de la Brigada 2506, como se
llamó a la fuerza de ataque, recuperaron la nacionalidad cubana que les había
privado un tribunal en 1962.
Uno de los beneficiados, Luis Norberto Tornés García,
dijo entonces: «Me pasé 28 años luchando contra esto, hasta que me di cuenta
que el único camino para ayudar a mi pueblo es el diálogo».
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1 Comentário
É
assim que os falcões atuam, e de há muito. Ousadia, nacionalistas tirarem um
patife do governo, que era um patife deles. Um horror uma democracia terrorista
desta, há mais de 60 anos tentando afogar esse bravo povo cubano. O asqueroso
plano americano, com um comparsa posto por eles no pós-guerra contra a Espanha,
na governança da Ilha, e que lhes fez por arrendamento perpétuo a posse de
Guantánamo, antes, um distrito de Cuba. Pode-se aceitar essa figura jurídica,
pra lá de forçada, até os dias de hoje, dessa tal democracia?
Pois sempre foram assim todas as porqueirias feitas nas duas Américas, por esses Trastes.
Pois sempre foram assim todas as porqueirias feitas nas duas Américas, por esses Trastes.
Comentário por edelvio coelho lindoso — 17/04/2011
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